Casualidad De Dos

Debe ser por aquella vez que me quiso conquistar. Y yo andaba perdido en un sueño que parecía tan inalcanzable, como las nubes a las manos.

Se sentía tal vez vacía, ahogándose en aquellas palabras que quería pronunciar al verse conmigo.

Cuando andaba yendo muy de prisa, sin conseguirme la oportunidad a mi parecer de vivir lo que quería vivir.

Equivocándome para aprender y comprender a la vida, soñando entre canciones. Con una melodía que me permita ver la verdad, que me de la libertad de encontrarme.

Soñaba quizás como ahora sueño, caminando por la orilla de la vida. Mirando el mar juntos y ya no por separados.

Esperando al otoño viendo a los arboles desvestirse con el viento.

La siento tan lejos, como el invierno que me estremece y me inspira. Es por eso que deje de escribir en un papel, y perdí la pluma en la mesa de noche.

Y esta noche de verano se acurruco  en mi mente. La deje pasar, la vi otra vez, como aquella que se  me ocurrió  conquistarla.

Me parecía tenerla en mis brazos acariciándole los rizos 

Yendo en silencio por la luna, cuando ve marcharse al sol tan despacio, como verso  que se va hacia lo profundo del alma.

Debe ser por aquella madrugada que intente escribirle como la canción que empieza y parece que nunca termina. Tres versos para darle paso al siguiente, y termina por desvanecer en el sonido del reloj.

Nos veremos alguna mañana, tarde o noche casual. Cada quien volteara a verse ¿Como saber si sera eso nada mas?

Vendrán preguntas para mi, tanto como para ella.

Solo se que  siempre la escribo. Cuando despierta una mañana, cuando muere una tarde, y cuando me envuelve la noche.

Debe ser por eso que la madrugada me espera con algún sonido y una respuesta a algo que no pregunte. Y sin querer me responde: Que solo fue casualidad que a nadie lastima, a nadie hiere y a nadie mutila. 

Muchas malos entendidos.

Terminan con algo 

que aun no tiene comienzo.
Solo es una casualidad de la vida,
o del momento.
Pero el Amor sigue

existiendo.           
                             Carlos Villalobos Esquivel