El mar en un atardecer,
el muelle y la constelación de ser
parte de un desahogo,
y la brisa para querer navegar en una ola
hasta volverte a ver
Que sonrías tanto como brilla la luna,
rememorando la distancia,
esa que pretende llamarse
olvido,
ocasionando el silencio
El día esperado y las ganas de abrazarte,
se ahogan con el frió del viento,
como se si esa fecha
y el día siete de la semana,
segundo que me acaba
Me responderán sin que lo pregunte,
que este lugar sigue vació,
y no ser tan capaz de olvidarte
sin perderme bajo el espacio
emergente de tu ausencia.
Es un placer hacer parada en tus escritos, gracias amigo por compartir
ResponderEliminarGracias a ti.. Saludos
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