me di cuenta que lo respiramos juntos,
quise hablarle a mi pensamiento gris,
no encontré salida, pues era un laberinto.
Quise respirar el aire que toca tu piel,
y hablarle a mis noches, no respondían
pregunta alguna al corazón,
y me dio por pensar.
Quizás descubrir el poema escrito
en tus manos, o tu caminar que se fue
con tu mirada.
Quise respirar el perfume en tu bufanda,
me devolvió el invierno que vivimos,
de mañanas frías,
y sublime despertar.
Quise respirar el aire que da entre las seis,
el aire que rosa tu piel,
suspirar de tus suspiros,
caminar en tu camino.
Quizás apoyarme en alguna esquina,
y seguir tu prisa,
volver a tocarte la mirada,
tu mano, o tu espalda.
Quise respirar el aire que da entre las seis,
y no pude hacerlo,
quizás inspirarme en esta soledad,
entre las seis, y la noche...
Carlos Villalobos E.
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