Esas cosas que quedaron ocultas en la mesa de noche, Hoy se me ocurrió abrir el cajón del lado derecho de mi cama. Y pasaste otra vez por mi lado....Te deje seguir.
Y no era tormento volverte a ver en mi mente. No me pareció tan ajena la felicidad de sentirte otra vez en mi, sin que estés presente.
Ignorar a la luna esta noche no es lo correcto. Porque alguna estrella te enseñan y no soy yo el que lo hace. Si me equivoque y ahora lo recuerdas. También lo hago desde el fondo....
El clima cambia, y el amor no. Por cada recuerdo que se acumula en el alma. El corazón gesticula lo que no pudo demostrar en aquella época.
Respira en mi oído tu nombre, esa parte de la vida que compartimos. Esa parte del lado en mi ventana.....
El sol que despertaba en las cortinas. Y tus enojos por las tardes, hasta comenzar la noche.....
No duele el ayer. Me alegra saber que esta tarde lo escribo conmigo mismo. Y ella que viene continuamente a mi camino, con su calma y su sonrisa. A veces cubierta y a veces iluminada.
A veces desnuda mis versos, mi palabra ahogada en el mar, mi cielo. Y al final mi día siempre es azul. Pero no igual, siempre es diferente. Y siempre tiene cuatro lados. Y siempre tiene tanto de extraño, como lo que existe al otro lado del horizonte.
Derramo esta melancolía, y no es porque te extrañe, ni la utilice a ella para olvidar que morí. Y le mienta diciéndole que me hace vivir tan profundamente.
Ella es tan mía, como que la tristeza es sabia y pasa. Y pasó, tomó su tiempo, y también murió....
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