Tu visita me lleno de alegría, también me alojo tristeza. Recostado en la cama vi tu rostro, tocaste mi cara con tu mano. Con una sonrisa, luego por un momento me dormí.
Desperté y volviste a la cocina, fui tras de ti antes que desvanezca tu figura y preguntarte muchas cosas que no recuerdo, de la emoción de volvernos a ver, y presumir que conversamos.
Dando vueltas a tu al rededor como niño buscando tu regazo y descansar en tu amor, me dijiste que durmiera.
Volví a la cama, y al despertar fui a ver tu cuarto, estaba vacío.
Me di cuenta del sueño tan hermoso que tuve, aunque con un acelerado latido de buscar en la realidad algo que se escapaba de mi ilusión.
Fue tan lucido y tranquilo todo, que sentí la necesidad de volverme a dormir. Esfuerzo en vano, pues no volviste. Y la luz del amanecer ya entraba por las ventanas.
Abrí mi mente, las cortina y mi alma, a ese bello día. Entre esos suspiros que se mezclan con el aire suave del otoño.
El desayuno fue, la felicidad de mirarte pasando. Me pareció muy rápido.
Es cuando mas se que hoy y siempre me cuidas desde donde estés, dejándome tropezar para levantarme, y hacerme comprender que la vida no es fácil sin tu presencia. Y que tampoco es difícil..
jcarvi.es@gmail.com
Vuelve a soñar así de bonito amigo.
ResponderEliminarMientras que duró valió la pena vivirlo.
Me ha gustado, gracias por compartir.
Gracias querida amiga, aunque no nos conocemos. Tu comentario me ayuda a esforzarme mas, a seguir soñando
ResponderEliminarQue estés bien..