Antes de volver a casa, caminaba por las calles pensando lo hermoso que seria preguntarle si alguna vez miro la luna como la miro yo. Y si al verla, llega algún recuerdo que ya vivimos y la hace sonreír.
Suena de locos volverla a sentir otra vez aquí conmigo. Así veo que estos faroles me recuerdan mi primer verso de madrugada, aquel que puse en sus manos y en sus ojos pude verme en el mar.
Quien sabe si dormiré hoy, o escribiré una carta como la que redacte aquella madrugada yendo por las esquinas, a paso lento y enamorado.
Ya en casa, mientras aflojo mi corbata y paso mis manos por los botones de mi camisa . Voy a correr las cortinas, abrir las ventanas, y sentir el frió del balcón vació .
Oír el ruido de los coches y la prisa por llegar a su destino. Observo la almohada que susurra al pensamiento, y llega una pregunta. ¿Que pensara ella recostada en su cama?
Si pudiera dividirme como nubes en el cielo, bajaría sobre su tejado, le besaría la mejilla como caricia de roció a las flores.
Quizás sonría al verme a su lado. Y me pregunte ¿Que nos paso? Acaso es que fuimos uno poco para el otro. O es que la indiferencia nos vistió de orgullo el amor.
Carlos Villalobos Esquivel
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