Quería solo saber que pasaría estar de pie en ti. Y recitar
alguna melancolía, o algún verso que no permití que escapara de mi
cabeza.
Como cualquier mañana entre los pasos y el miedo. Me
lo imagino, y el acelerado corazón de media noche en vela.
Hoy no fue necesidad, pero me imagine de pie
contigo, en mi mente te conozco. Pero tú
no a mí.
Ni la atención del público por escuchar la voz del
que declama el poema entre sus manos. Ni el temblor de la cadencia, si acaso sube
o esta fuera del intervalo.
Como la emoción de estar aquí. Con los ojos cerrados
sonreír, entre el silencio de la audiencia, y el ruido.
Y el amor de vivir, mostrándose por decir, o
murmurando los versos que los oídos abrazan. Y tocan sus sentimientos, como
pluma suave contra la pared.
Como he dicho, me atacarían los miedos de estar de
pie en ti. Como cantautor por primera vez con su guitarra. Junto al micrófono y
el telón.
En lo que resta menos de un segundo, decidir ser
uno mismo con el silencio, el público y la trampa de la timidez.
Y los ejercicios de respiración, entonando las vocales para relajar el cuerpo
Porque escribir no es lo mismo que recitar. Escribir es estar detrás del telón. Y recitar es estar adelante del telón.
Son dos cosas distintas, magnificas de admirar y respetar. Como a ti, escenario.
Carlos Villalobos E.
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